Frases célebres

"Mejor ser odiado por ser lo que eres, que ser amado por ser lo que no eres."
André Paul Guillaume Gide

domingo, 2 de marzo de 2014

Análisis videojueguil: Bioshock Infinite

Una de las curiosas constantes en mi existencia, mi estimado lector constante, es que suelo encadenar varios videojuegos gloriosos en épocas de mi vida en las que el tiempo disponible para disfrutarlos es un bien sumamente escaso. Así está ocurriendo actualmente, en un momento de mi vida en el que prácticamente no tengo un segundo de ocio, y pese a ello estoy disfrutando de unas joyas en forma de videojuego de cuidado. Vamos a hablar hoy en el blog de Yago de una de esas joyas, el maravilloso Bioshock Infinite al que le tenía unas ganazas tremendas y que recientemente he completado. Tras haber disfrutado de lo lindo con el, vamos a analizar la última genialidad del maestro Ken Levine, uno de mis creadores favoritos de videojuegos, y que con su última visión vuelve a sumergirnos de lleno en una de esas fantásticas historias que no se olvidan.

 

Lanzado en marzo de 2013, Bioshock Infinite es el tercer juego de la saga creada en 2007 con el primer Bioshock, un juego que sacudió la industria como hacía tiempo que no se veía. Bioshock Infinite viene a ser el verdadero sucesor de este, ya que Bioshock 2, siendo un juego excelente, era más una expansión del primer título que una verdadera continuación, desarrollado además por un equipo distinto y sin contar con el trabajo del maestro Ken Levine más allá de una ligera supervisión. Y es que cuando uno tiene a sus espaldas un currículum que incluye clásicos atemporales del sector de los videojuegos como son el primer Thief, System Shock 2 o Bioshock, es fácil entender la gran expectación generada en torno a la última obra surgida del inmenso talento de ese genio que es el señor Levine. Es curioso realizar este análisis cuando recientemente el propio Ken Levine ha anunciado el cierre del estudio creador del juego, Irrational Games, y la fundación de un pequeño estudio a raiz de la disolución de este formado por 15 ex-miembros del anterior equipo bajo la dirección de Levine. Esta decisión ha sido justificada por el afán del señor Levine por alejarse de las grandes superproducciones y desarrollar juegos descargables de bajo presupuesto, aunque no se descarta que el cierre halla sido decisión de 2K, productora del juego, ante unas cifras de ventas del juego inferiores a lo esperado. Y es que el desarrollo de este Bioshock Infinite ha sido una traumática obra faraónica, en la que incluso hubo que rehacer el juego de cero en un momento avanzado del desarrollo del mismo. El juego ha terminado por fagocitarse en parte a sí mismo (y al propio equipo creador) ante la tremenda magnitud del proyecto, quedándose por el camino multitud de elementos mostrados en vídeos previos al lanzamiento, y teniendo que desechar múltiples ideas para sacar un producto a la altura tras un plazo de desarrollo que se les fue de las manos a sus creadores (más de 5 años). Y pese a todos estos problemas, Bioshock Infinite es una maravilla que roza el calificativo de obra maestra, sin duda uno de los mejores juegos de la generación y un auténtico placer para el jugador.
 
 
Si por algo destaca la obra de Ken Levine es por mostrarnos algunos de los mejores entornos jamás creados en obra alguna. Tras la utopía submarina de Rapture donde se desarrollaba el primer Bioshock, el genio Levine ha puesto su mirada en los cielos para crear una ciudad de ensueño en las nubes. Ambientada en un 1912 alternativo donde la ciencia ha logrado cotas inimaginables incluso hoy en día, la trama de Bioshock Infinite nos lleva a la ciudad flotante de Columbia, una distopía voladora donde el fundamentalismo religioso, la propaganda política y la mecánica cuántica van de la mano para crear uno de los entornos más impactantes salido de mente humana alguna. A diferencia del primer Bioshock, donde visitábamos una ciudad fantasma consumida por sus propios pecados, en Bioshock Infinite visitamos Columbia en pleno apogeo, una ciudad que respira vida a cada paso que damos en ella. Al igual que en anteriores obras, Ken Levine vuelve a demostrar su maestría para contar historias a través de un prisma totalmente distinto al usual. Volvemos a encontrarnos con magnetófonos con historias de los habitantes de este mundo de fantasía que podemos escuchar para ahondar en la historia del juego. El hecho de visitar una ciudad viva en esta ocasión, permite desarrollar la narrativa por otros medios distintos a los de sus predecesores: la continua propaganda que inunda la ciudad, las conversaciones  de sus habitantes y diversos sucesos que nos permiten comprender mejor la compleja historia del juego. Llama la atención como se tratan temas tan profundos y polémicos como son el racismo, la opresión obrera y el fundamentalismo religioso de forma constante a lo largo del juego, vistos desde la perspectiva de la sociedad americana de principios del siglo pasado.
 
 
Bioshock Infinite viene a ser un juego de disparos en primera persona (first person shooter), donde además de armas usamos unos poderes especiales que vamos adquiriendo a lo largo del juego, llamados vigores, que nos permiten lanzar rayos, invocar hordas de cuervos asesinos o poseer enemigos y artefactos y usarlos a nuestro favor, entre otras posibilidades. Pese a la variedad en la jugabilidad del título, está demasiado enfocado como shooter de tendencia moderna, siendo bastante menos complejo que obras anteriores de su creador, siendo además bastante lineal y guiado. Estos son en mi opinión los puntos que alejan este juego de ser una obra maestra, y han recibido fuertes críticas por parte de los seguidores de las obras anteriores del señor Levine. La razón de estas concesiones, junto con el traumático proceso de creación del juego(y quizás también presiones de la productora para lanzar un producto más comercial amoldado a los gustos actuales...), probablemente se encuentre en la intención de hacer un fuerte énfasis en la narrativa del juego, quedando el desarrollo del juego subyugado por momentos al servicio de la maravillosa historia que se nos narra. En ella, encarnamos al detective privado Booker DeWitt, que debe viajar a la ciudad de Columbia en busca de una chica para saldar una deuda contraída. Tras unos increíbles primeros pasos en la ciudad voladora, que quedarán grabados a fuego en nuestras retinas, y donde es inevitable no quedar maravillado ante la majestuosidad y la belleza de sus calles, descubrimos que la chica que buscamos está cautiva en una torre en la ciudad. La relación que se forjará entre estos dos personajes será un pilar fundamental de la trama, regalándonos unos diálogos soberbios, y mostrándonos dos de los mejores y más complejos personajes de videojuego de los últimos tiempos. Por un lado, es un placer manejar a un protagonista de first person shooter que para variar no solo habla, sino que además tiene una personalidad arrolladora, en lugar de ser un mero avatar tan profundo como la palanca que maneja (hay va lo que he dicho...). Por otra parte, la personalidad de Elizabeth, la chica que debemos rescatar, sufre un importante desarrollo a lo largo del juego, siendo un personaje sumamente complejo que esconde muchísimo más de lo que intuimos a primera vista, creando unos lazos con el jugador como pocas veces se han visto. Junto a estos dos protagonistas, en su tormentoso intento por abandonar la cuidad voladora, viviremos una magnífica historia, donde nos iremos adentrando poco a poco en los muchos y oscuros secretos de la propia ciudad, desentrañaremos el aura de misterio que envuelve a Elizabeth, y descubriremos el tormentoso pasado del detective que manejamos. Una historia soberbia, muy compleja, madura, con constantes giros en la trama, que engancha al jugador y le motiva a seguir profundizando en ella. Y como colofón, nos regala uno de los finales más impactantes que recuerde, dejando al jugador totalmente atónito, realmente sublime, aunque tengo que reconocer que no me terminan de encajar todas las piezas, y eso que llevo un par de semanas dándole vueltas...
 
 
A nivel técnico, el juego presenta algunos altibajos. En el apartado gráfico, encontramos uno de los mejores trabajos a nivel artístico de la historia de los videojuegos. La recreación de la ciudad de Columbia es simple y llanamente gloriosa, con infinidad de detalles y un buen gusto sencillamente sublime, consigue dejarnos con la boca abierta a cada paso que damos en esta ensoñación en las nubes. Sin embargo el precio a pagar por la tremenda magnitud del juego es un apartado gráfico justito a nivel técnico, con unas texturas algo pobres, algunos modelados algo simples, y algo de falta de definición general. Se nota que las consolas actuales van justitas para semejante ambición visual, habiendo tenido que sacrificar elementos en aras de la fluidez del desarrollo. En mi caso he probado la versión de PlayStation 3, aunque por lo que he visto estos problemas no están presentes en la versión de pc, dada la superior fuerza bruta de los compatibles, donde el apartado gráfico de Bioshock Infinite sí alcanza la excelencia. Pese a ello, es muy destacable la enorme expresividad del modelo de Elizabeth, incluso en versión de consolas, construyendo un personaje capaz de transmitir una cantidad de emociones increíble. En el plano sonoro, tenemos un doblaje al castellano magnífico, con una selección de voces muy adecuada para cada personaje, ayudando a crear la fenomenal atmósfera del juego. La banda sonora cumple con creces para redondear un apartado sonoro magnífico. Resaltar una vez más que todo el apartado técnico logra crear uno de los mejores entornos vistos en medio alguno, la ciudad de Columbia nos regala imágenes de una belleza sin par que recordaremos siempre, solo por visitarla merece la pena jugar a Bioshock Infinite.
 
 
En definitiva, nos encontramos ante uno de los mejores juegos de la generación, un viaje fantástico a un mundo maravilloso, una historia compleja y muy profunda, una recreación de una sociedad utópica que sorprende de forma constante al jugador, un ritmo de juego frenético por momentos y muy variado, y una pareja de protagonistas que conecta con el jugador de forma impagable. Se le puede acusar de ser menos profundo que sus hermanos mayores, lo que ha generado cierta polémica entre algunos jugadores, pero estas concesiones nos permiten vivir una historia sin par en uno de los mundos virtuales más sólidos y bellos jamás diseñado. Ken Levine ha demostrado ser un gran dominador del particular lenguaje de los videojuegos, y nuevamente lo ha empleado para sumergirnos en una historia memorable. Y ese tremendo final, madre mía el final... Juegazo recomendado a todo el mundo, no deberíais perdéroslo por nada el mundo. Tras vivir esta increíble historia sin par, mi estimado lector constante, te garantizo que no volverás a mirar al cielo de igual forma, y es que ya se dice que muchos sueños habitan en las nubes...
 
 
 
 

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